Educación, ¿Educación? !Educación! Somos los adultos, no los jóvenes. Uruguay.

Mayo 17, 2018

Existe una desconexión entre la realidad laboral y lo que se enseña en la educación superior (¿quién ejerce la educación primaria, secundaria y universitaria?), producto de la poca interacción entre el mundo académico y el mundo laboral así como miradas que subestiman lo uno y lo otro en una competencia imaginaria que sólo trae atraso y dolor. El mundo laboral se encuentra en su hacer con el diario convivir de personas en sus necesidades, deseos, anhelos, sentires y emociones; el académico también pero el academicista no.

Los humanos nos empeñamos en investigar las cosas ya sabidas, olvidándonos de lo que desconocemos. También nos empeñamos en creer que todo lo sabemos y suponemos que sabemos lo que no sabemos. El siglo XVI fue el siglo de la ignorancia y fue en función de reconocerlo que surgió más adelante el siglo de las luces, de la iluminación y de las revoluciones que han cambiado el destino de la humanidad hasta hoy en día. Pero parece ser que esa fuente de iluminación está agotada. Más que en la era del conocimiento estamos en la era del aprendizaje ya que nos estamos dando cuenta que la educación no funciona y reconocer esto significa pararnos en la emoción de la humildad y la curiosidad para abrirnos a lo nuevo.

Las paquetizaciones educativas nos impiden reconocer las oportunidades y nos hace demasiado vulnerables a la simplificación y clasificaciones reduccionistas que no recompensan al que piensa fuera de la caja, es más a éste último el sistema lo expulsa. Lo expulsa ya que no considera los distintos tipos de inteligencia y talentos que tiene cada persona. Pero cuando éstos últimos logran el “éxito” en su hacer emergen empresas como Apple o Facebook. Es el hacer que demuestra el saber y no al revés…

El mundo es más no lineal de lo que pensamos y de lo que a los científicos en general les gustaría pensar. Con las linealidades las relaciones entre las variables son claras y fáciles de captar. Pero si observamos el diario vivir la linealidad escasea. ¿Cómo trabajar entonces con la no linealidad que es la que está presente minuto a minuto en nuestro vivir y convivir educativo?

El tema no va por lo personalizado sino que por la generación de espacios genuinos y espontáneos de aprendizaje de personas para que sean autónomas, críticas, presentes, creativas y reflexivas (¿hoy se puede criticar constructivamente?). En Uruguay me encuentro con varias personas que me dicen: “de este tema no hablo”… y hablamos que el problema está en los jóvenes?!

Desde hace un par de años ya existe la generación de espacios reflexivos para un nuevo hacer. Se llaman las TSICI tecnologías sociales de la información y comunicación para generar innovación, donde se aprende a aprehender, donde se entrena de forma genuina la capacidad reflexiva, la resiliencia, la resolución de problemas; las llamadas habilidades blandas que crean lo nuevo, espacios que unen el conocer con el saber ya que el saber se demuestra haciendo. El punto es que para acceder a realizar estos espacios se necesita de humildad, curiosidad y candor. ¿Quién la tiene? En Uruguay parece que los sindicatos y la educación siguen en una mirada con antiojeras sin ocuparse de educar a los jóvenes. Lo siento, eso no es educación. Entonces la educación demuestra no saber cómo hacerlo ya que no logra acercar la brecha entre lo que necesita el mercado y lo que se da en la academia ya que se paran en lo conocido. Reconocer no saber cómo hacerlo es un gran primer paso hacia la mejora.

El conocimiento se transforma en genialidad en la medida que atraviesa y transforma a la persona y ésta la reconvierte a través de su talento genuino en un nuevo comprehender y en una nueva mirada que se materializa en la sociedad a través del hacer en un nuevo producto, servicio o concepto.

¿Permitimos que esto suceda al enseñar lo que enseñamos?

Beatriz López - Experta en Gestión de la Tecnología e innovación.

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